di don Floriano Abrahamowicz
mercoledì 24 ottobre 2012
Mons. Williamson espulso dalla FSSPX. Don Floriano Abrahamowicz: è una vergogna, come lo fu per me tre anni fa...
COMUNICATO STAMPA CIRCA L’ESPULSIONE DI MGR WILLIAMSON DA PARTE DI MGR FELLAY
di don Floriano Abrahamowicz
di don Floriano Abrahamowicz
Esprimo la mia vicinanza a Mgr Richard Williamson per la scandalosa
espulsione che ha subito da Mgr Fellay. Le pressioni da parte del mondo
sionista hanno costretto Mgr Fellay a offrire in olocausto prima il
sottoscritto (nel 2009) e adesso anche il vescovo Williamson. Che
vergogna! Mgr Williamson, come il sottoscritto e altri sacerdoti
cacciati o fuorusciti dalla Fraternità San Pio X sono cattolici
tradizionalisti che non si riconoscono nella nuova chiesa del concilio
vaticano II perché ” non rappresenta la chiesa visibile fondata da
Nostro signore Gesù Cristo” secondo le parole di Mgr Lefebvre. Mgr
Fellay invece, con la dirigenza della Fraternità San Pio X, ha
dichiarato nel 2008 nella rivista francese ‘Fideliter’ di prendere le
distanze dalle posizioni del loro fondatore Mgr Lefebvre. Oggi Fellay e i
suoi seguaci sono ‘la destra’ di questa nuova chiesa. Noi rimaniamo
cattolici.
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Dal Sito, nostro omonimo, è stata pubblicata la risposta di monsignor Williamson a Fellay. Se qualche buon anima potesse fare la traduzione in Italiano glie ne saremmo molto grati....
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Nota
de Rivarol
Al momento que cerramos este número (24 de octubre)
nos enteramos que Monseñor Williamson acaba de ser expulsado oficialmente de la
FSSPX por Monseñor Fellay. Regresaremos a este acontecimiento en nuestra
próxima edición. Mientras tanto, publicamos el comunicado de la casa general
anunciando la expulsión definitiva de la FSSPX del prelado Británico y, en
exclusiva para Rivarol, la carta abierta que Monseñor WIlliamson le ha dirigido
al superior general de la Fraternidad el 19 de octubre, y la cual fue su
voluntad que apareciera en nuestro semanarios. Los subtítulos son de la
redacción. JB.
Londres,
19 octubre 2012.
Gracias
por su carta del 4 de octubre en donde usted me comunica de parte suya, del
Consejo General y del Capítulo General, su “constatación”, “declaración” y “decisión”
de que ya no soy miembro de la Fraternidad San Pio X. Las razones que usted da
para su decisión de expulsar a su servidor serían las siguientes: el ha
continuado la publicación de sus “Comentarios Eleison”; el ha atacado a las
autoridades de la Fraternidad; ha hecho un apostolado independiente, él ha causado
confusión entre los fieles; él ha apoyado a los sacerdotes rebeldes; el ha
desobedecido de manera formal, obstinada y “pertinaz”; él se ha separado de la
Fraternidad; él no se somete a ninguna autoridad. ¿Todas estas razones no se
pueden resumir en la desobediencia? Sin duda, en el curso de los doce últimos
años, su servidor ha tenido palabras y acciones que han sido, delante de Dios,
inapropiadas y excesivas, pero creo que le sería suficiente que se los
señalaran en particular para poder excusarse, según la verdad y la justicia.
Pero sin duda nosotros estamos de acuerdo de que el problema esencial no se
sitúa en los detalles, que se resumen en una palabra: la desobediencia.
Entonces,
por principio notemos cuántas órdenes mas o menos desagradables del Superior
General, su servidor ha obedecido sin falta.
En
el 2003, él ha dejado un importante apostolado en los Estados Unidos para ir a
Argentina. En el 2009, el dejó su cargo de director del seminario y dejó la
Argentina para enmohecerse en una buhardilla en Londres, sin palabra ni
ministerio episcopal, porque estaba prohibido. No le quedaba virtualmente mas
que el ministerio de los “Comentarios Eleison” cuya negativa a suspenderlos
constituye la mayoría de esta “desobediencia” que se le reprocha. Y desde 2009,
a los Superiores de la Fraternidad se les ha permitido desacreditarlo e
injuriarlo tanto como quisieran, y en todo el mundo han alentado a todo miembro
de la Fraternidad que deseara hacerlo también.
Vuestro
servidor ha reaccionado muy poco, prefiriendo el silencio a las confrontaciones
escandalosas. Podríamos decir igualmente que se obstinó en no desobedecer. Pero
pasemos, porque el verdadero problema no está allí.
Entonces,
el verdadero problema ¿dónde se sitúa? Para responder, que se le permita al
acusado de hacer un vistazo rápido a la historia de la Fraternidad de la cual
quieren separarle.
En
efecto, el problema central viene de lejos.
A partir
de la Revolución Francesa de finales del siglo XVIII, en muchos de los estados anteriormente
cristianos, se comenzó a establecer un nuevo orden mundial, concebido por los
enemigos de la Iglesia para expulsar a Dios de su creación. Se comenzó
reemplazando el Antiguo Régimen, o el Trono que sostenía el Altar, por la
separación de la Iglesia y el Estado. Resultó una estructura de la sociedad que
es radicalmente nueva y difícil para la Iglesia, porque el Estado, a partir de
entonces ateo, terminará por oponerse con todas sus fuerzas a la religión de
Dios.
En
efecto, los masones quieren reemplazar el verdadero culto de Dios por el culto
de la libertad del cual el Estado neutro en religión no es mas que un
instrumento.
Así
comienza en los tiempos modernos una guerra implacable entre la religión de
Dios, defendida por la Iglesia Católica, y la nueva religión del hombre,
liberado de Dios y liberal. Estas dos religiones son tan irreconciliables como
Dios y el demonio.
Hay que
escoger entre el catolicismo y el liberalismo.
Pero
el hombre no quiere tener que elegir entre el oro y el moro. Quiere tener los
dos. En el rastro de la Revolución, encontramos a Felicité de Lamennais que
inventó el catolicismo liberal, y a partir de ese momento, la conciliación de
lo irreconciliable se convierte en moneda corriente en el interior de la
Iglesia.
Durante
120 años, la misericordia de Dios dio a su Iglesia una serie de papas, de
Gregorio XVI a Pio XII, quienes en su mayoría vieron claro y se mantuvieron
firmes, pero un número de fieles siempre creciente se inclinaban hacia la
independencia en relación a Dios y hacia los placeres materiales a los que el
catolicismo liberal les facilita grandemente el acceso. Una corrupción
progresiva llegó a los obispos y sacerdotes, y entonces Dios terminó por
permitirles escoger el género de papas que ellos prefirieron, a saber, los que
parecen ser católicos pero que en realidad son liberales, que hablan a la
derecha pero actúan a la izquierda, que se caracterizan entonces por la
contradicción, la ambigüedad, la dialéctica hegeliana, y en breve, la mentira.
Esta
es la Neo-Iglesia del Vaticano II.
No
podía ser de otra manera.
No
es mas que un sueño el que se pueda reconciliar realidades que son
irreconciliables.
Pero
Dios –palabra de San Agustín- no abandona a las almas que no quieren
abandonarlo, y entonces El viene en la ayuda del pequeño resto de almas
católicas que no quieren seguir la apostasía fofa del Vaticano II. El suscita
un arzobispo que resistirá a la traición de los prelados conciliares.
Respetando la realidad, no buscando conciliar lo irreconciliables, negándose a
soñar, este arzobispo habla con una claridad, coherencia y verdad que hace que
las ovejas reconozcan la voz del divino Maestro. La Fraternidad sacerdotal que
el funda para hacer verdaderos sacerdotes católicos comienza a pequeña escala,
pero rechazando resueltamente los errores conciliares y su fundamento en el
catolicismo liberal, atrae a los verdaderos católicos del mundo entero y ella
constituye la espina dorsal de todo un movimiento en la Iglesia que le llamarán
el Tradicionalismo.
Pero
este movimiento es insoportable a los hombres de la neo-Iglesia que quieren
reemplazar el catolicismo por el catolicismo liberal.
Ayudados
por los medios de comunicación y los gobiernos, ellos hicieron todo para
desacreditar, deshonrar y desterrar al valiente arzobispo. En 1976, Paulo VI lo
suspendió a Divinis, en 1988, Juan Pablo II lo “excomulgó”. Este arzobispo exasperaba
soberanamente a los papas conciliares, porque su voz de verdad arruinaba
efectivamente su sarta de mentiras y pone en peligro su traición. Y bajo su
persecución, y también de su “excomunión”, él se mantiene firme y con él muchos
de los sacerdotes de su Fraternidad.
Esta
fidelidad a la verdad obtiene de Dios para la Fraternidad doce años de paz
interior y de prosperidad exterior. En 1991, el gran arzobispo muere, pero
todavía durante nueve años, su obra continúa en la fidelidad a los principios
antiliberales sobre los cuales él la construyó.
Entonces
¿qué harán los romanos conciliares para superar esta resistencia? Ellos
cambiarán el palo por la zanahoria.
En el
año 2000, una gran peregrinación de la Fraternidad para el Año del Jubileo,
muestra en las basílicas y las calles de Roma, la piedad y el poder de la
Fraternidad. Los romanos se impresionan a pesar de ellos. Un cardenal invita a
los obispos a un desayuno suntuoso a su casa, invitación aceptada por tres de
ellos. Inmediatamente después de este desayuno aparentemente fraternal, los
contactos con Roma y la Fraternidad que se habían enfriado bastante después de
doce años, se retoman y con ellos empieza la poderosa seducción por los botones
escarlatas, por así decirlo, y los pisos de mármol.
Los
contactos se encienden tan rápidamente que para el fin de año muchos sacerdotes
y fieles de la Tradición clamaban por una conciliación entre la Tradición
católica y el Concilio liberal. Esta conciliación no tiene éxito por el
momente, pero el lenguaje del Cuartel General de la Fraternidad en Menzingen
empieza a cambier, y en los doce años por venir se mostrará cada vez menos
hostil a Roma y más acogedor hacia las autoridades de la Iglesia conciliar,
hacia los medios y su mundo.
Y, a
medida que la conciliación de los irreconciliables se prepara en la cabeza de
la Fraternidad, en su cuerpo de sacerdotes y laicos la actitud deviene poco a
poco más benigna hacia los papas y la Iglesia conciliares, hacia todo lo que es
mundano y liberal. Después de todo, el mundo moderno que nos rodea, ¿es tan
malo como han querido hacernos creer?
Este
avance del liberalismo en el interior de la Fraternidad, percibido por una
minoría de sacerdotes y de fieles pero aparentemente imperceptible para la gran
mayoría, se descubrió a muchos en la primavera de este año cuando, luego del
fracaso de las discusiones doctrinales en la primavera del 2011, la política
católica de “no al acuerdo práctico sin acuerdo doctrinal” se convirtió, de un
día para otro, en la política liberal de “No al acuerdo doctrinal, luego,
acuerdo práctico”. Y a mediados de abril el Superior General le ofreció a Roma,
como base de un acuerdo práctico, un texto ambiguo, abiertamente favorable a
esta “hermenéutica de la continuidad” que es la receta bien amada de Benedicto
XVI para conciliar, precisamente, el Concilio con la Tradición! “Es necesario
un nuevo pensamiento” dirá el Superior General a mediados de mayo a los
sacerdotes del distrito de Austria de la Fraternidad. Dicho de otro modo, el
jefe de la Fraternidad fundada en 1970 para resistir a las novedades del
Concilio, propone conciliarla con el Concilio.
Hoy
en día, ella es conciliante.
Mañana
deberá hacerse plenamente conciliar !
Apenas
puede creerse que la fundación de Monseñor Lefebvre haya sido conducida a poner
entre paréntesis los principios sobre los cuales él la fundó, pero ese es el
poder de seducción de las fantasías de nuestro mundo sin Dios, modernista y
liberal.
No
obstante, la realidad no se deja doblar por las fantasías, y forma parte de la
realidad que no se puedan deshacer los principios de un fundador sin deshacer
su fundación. Un fundador tiene las gracias particulares que ninguno de sus
sucesores tiene. Como escribió el Padre Pio cuando los superiores de su Congregación
se pusieron a “renovarla” según el nuevo pensamiento del Concilio apenas
terminado:
“¿Qué
hacen ustedes del Fundador?”. El Superior General, el Consejo General y el
Capítulo General de la FSSPX han querido retener como mascota a Monseñor
Lefebvre, de todas maneras ellos tienen un nuevo pensamiento que pasa de lado a
las razones gravísimas por las cuales él fundó la Fraternidad. Ellos la llevan
a su ruina por una traición por lo menos objetiva, completamente paralela a la
del Vaticano II. Pero seamos justos y no exageremos. Desde el principio de ésta
lenta caída de la Fraternidad, siempre hubo sacerdotes y fieles que vieron
claro y que hicieron lo que pudieron para resistir. En la primavera de este año,
esta resistencia tomó una cierta consistencia y amplitud, de suerte que el Capítulo
General del mes de julio puso cuando menos un obstáculo al camino del ralliement.
¿Pero éste obstáculo lo hará? Se puede temer que no. Delante de unos cuarenta
sacerdotes de la Fraternidad reunidos en retiro sacerdotal en Ecône en el mes
de septiembre, el Superior General, refiriéndose a la política romana confesó: “Me
equivoqué” ¿De quién es la culpa? “Los romanos me engañaron”. Igualmente, de esta grave crisis de
primavera, resultó “una gran desconfianza en la Fraternidad”, dijo él, que
habría que “reparar con los hechos y no solamente con palabras”, pero ¿de quén
es la culpa? Hasta ahora, sus acciones desde el mes de septiembre,
comprendiendo esta carta del 4 de octubre, indican que la toma en contra de los
sacerdotes y laicos que no han tenido confianza en él, su jefe. Después del
Capítulo, como antes, parece que no soporta ninguna oposición a su política
conciliadora y conciliar.
Y he
aquí la razón por la cual el Superior General a dado varias veces la orden
formal de cerrar los « Comentarios Eleison ». En efecto, este “comentario”
ha criticado en repetidas ocasiones la política conciliadora hacia Roma por
parte de las autoridades de la Fraternidad, y por ese comentario los ha atacado
implícitamente. Pero, si en esta crítica y estos ataques ha habido faltas a la
norma de respeto a su oficio o a sus personas, le pido con mucho gusto perdón a
quien se lo deba, pero creo que es suficiente recorrer los números concernientes
de los “Comentarios” para constatar que la crítica y los ataques han
permanecido normalmente impersonales, porque va mucho más allá que solamente de
personas.
En
cuanto al gran problema que sobrepasa con creces las personas, consideremos la
gran confusión que reina actualmente en la Iglesia y en el mundo, y que pone en
peligro la salvación eterna de un sinnúmero de almas. ¿No es el deber de un
obispo identificar las verdaderas raíces de esta confusión y denunciarlas en
público?
¿Cuántos
obispos en todo el mundo ven claro como Monseñor Lefebvre lo hacía, y dan una
enseñanza que corresponde a esta claridad? ¿Cuántos de entre ellos enseñan
todavía la doctrina católica tal cual?
¿No
son muy pocos ? Entonces ¿Es éste el momento de buscar el reducir al
silencio a un obispo que lo hace, como lo prueban el número de almas que
reciben el “Comentario” como una tabla de salvación? ¿Y cómo otro obispo en particular
puede querer cerrarlos, él que admitió frente a sus sacerdotes que sobre las
mismas grandes cuestiones se dejó embaucar, y eso durante largos años?
Igualmente,
si el obispo refractario se ha dado en efecto –por primera vez en casi cuatro
años- un apostolado independiente, ¿cómo le pueden reprochar haber aceptado una
invitación, independiente de la Fraternidad, para confirmar y para predicar una
palabra de verdad? ¿No es la función de un obispo? Su palabra en Brasil no
fueron de “confusión” sino para aquellos que siguen el error reconocido y mas
arriba evocado.
Y si
parece que después de años se separa de la Fraternidad, es justo, pero se
separa de la Fraternidad conciliadora y no de aquella fundada por Monseñor
Lefebvre. Y si parece que se muestra insumiso a todo ejercicio de autoridad de
parte de los jefes de la Fraternidad, es también justo, pero solamente por las
órdenes que van al encuentro de los objetivos por los cuales ella ha sido
fundada. De hecho, ¿a qué otras órdenes fuera de la de cerrar los “Comentarios”
puede afirmarse que ha sido culpable de una desobediencia “formal, obstinada y
pertinaz”? ¿Hay alguna otra? La desobediencia de Monseñor Lefebvre, no fue sino
para los actos de autoridad de los jefes de la Iglesia que eran capaces de
destruir la Iglesia, su desobediencia era más aparente que real. Igualmente, la
“desobediencia” de aquél que no ha querido cerrar los “Comentarios” es más
aparente que real.
Porque
la historia se repite, y el diablo siempre regresa a la carga. Igual que ayer
cuando el Concilio conciliar la Iglesia Católica con el mundo moderno, así hoy
se diría que Benedicto XVI y el Superior General quieren, los dos, conciliar a
la Tradición católica con el Concilio; así mañana, si Dios no interviene de
aquí a entonces, los jefes de la Resistencia católica buscarán reconciliarla
con la Tradición ya conciliar.
En
breve, Señor Superior Genera, usted puede ahora proceder a expulsarme, porque
mis argumentos seguramente no lo persuadirán, pero esta expulsión será más
aparente que real. Yo soy miembro de la Fraternidad de Monseñor Lefebvre por mi
compromiso a perpetuidad. Yo soy uno de sus sacerdotes desde hace 36 años. Yo
soy uno de sus obispos, como usted, después de casi un cuarto de siglo. Esto no
se puede tachar por un trazo de bolígrafo, y por lo tanto, me quedo como miembro
de la Fraternidad, en espera.
Si
usted hubiera sido fiel a su herencia y yo hubiera sido notablemente infiel, yo
reconocería gustosamente su derecho a expulsarme.
Siendo
las cosas como son, espero no faltar al respeto hacia su oficio si le sugiero
que por la gloria de Dios, por la salvación de las almas, por la paz interior
de la Fraternidad, y por su propia salvación eterna, usted haría mejor
renunciando como Superior General que expulsándome a mí. Que Dios le de la
gracia, la luz y las fuerzas necesarias para cumplir con tal acto insigne de
humildad y de devoción al bien común de todos.
Como
frecuentemente he terminado las cartas que le he dirigido desde hace años,
Dominus tecum,
+Richard WILLIAMSON.
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Cruccas Gianluca
Annarita Onofri
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Vedo che qui è molto criticato l'operato di Msg. Fellay; vi chiedo, allora, quale sarebbe dovuto essere il comporatamento del superiore di fronte all'indisciplina (evidente!) di Msg. Williamson? O per lui non dovevano valere le regole che dirigono la Fraternità?
RispondiEliminaLe regole, le regole....
RispondiEliminaNon sapete dire altro.
Le vostre tradizioni, direbbe Gesù, non la Tradizione del Signore.
Calogero e compagnia cantante: avete ancora la mentalità moralistica dell'Antico Testamento. Mi permetto di suggerire la lettura del mio commento indignato, ma sincero, in fondo all'articolo precedente. Lì ho già dato risposta alle vostre domande.
Ho letto i suoi due interventi nel post precedente ma le chiedo: cosa avrebbe fatto al posto di Msg. Fellay dinanzi alle ripetute disobbedienze di Msg. Williamson? Avrebbe lasciato fare autorizzando così anche altri ad imitarne il comportamento?
EliminaCalogero,
Eliminami pare che lei non sia avveduto o informato del graduale voltafaccia a 180 gradi e tradimento operato da Mons. Fellay negli ultimi 12 anni, come dice già Mons. Williamson lella lettera aperta. Anna Rita ha già più volte dimostrato i suoi maldestri tentativi di nascondere scritti, omelie registrate che Lefebvre negli ultimi anni aveva lasciato come denuncia sempre più aspra e lucida dell'operato di Roma. Abbiamo ormai tante prove che Fellay è in mala fede, governa in modo dispotico, indisponibile ad ascoltare pareri che non coincidano col suo, considera attacchi personali di lesa maestà le osservazioni che gli vengono rivolte. Con abile e impalpabile strategia è riuscito ad allontanare dalle cariche di superiori quelli che non abbracciavano pedissequamente il suo indirizzo, in modo che non avessero voce in capitolo.
Cosa avrebbe dovuto fare Fellay dinanzi alle disobbedienze di Williamson?
Interrogarsi seriamente di fronte a Dio, senza partire dal presupposto infondato di avere il monopolio dello Spirito Santo. Poi consultare spesso e volentieri i tre confratelli nell'episcopato, che invece ha sempre tenuto ai margini, preferendo a loro i propri cortigiani. Non ingannare fedeli, benefattori e confratelli con discorsi ambigui sul vero ruolo di Maximiliam Krak nell'amministrazione dei beni della Fraternità e non solo di quelli. Di Krah sappiamo già tutto quel che c'è da sapere e anche troppo per non rimanere scandalizzati dei tradimenti di Mons. Fellay. Cosa dovrebbe dunque fare? Convertirsi, chiedere scusa a Williamson e ritirarsi al più presto per non trascinare il resto della Fraternità nell'apostasia.
Chiaro?
Se non lo è, faccia una diligente ricerca su internet (anche a partire da questo sito) sui temi esposti, prima di replicare a vuoto.
Coi più sinceri voti che lo Spirito di Verità le faccia aprire gli occhi sulla realtà. Sono convinto che tanti lettori e anche sacerdoti in buona fede siano stati finora ingannevolmente ostili a Williamson. Non è colpa loro. Una volta accertata la realtà, il risveglio sarà brusco, ma almeno le illusioni svaniranno.
Dedicato a tutti i cantori delle regole:
RispondiEliminaI contestatori cronici dell'Autorità, gli accaniti ribelli alla Disciplina, i protervi frantumatori dell'Unità, si appellano al pricipio di autorità per salvaguardare disciplina e unità della Fraternità: se non vi sarà limite umano a tale impudenza, provvederà il Cielo.
Possibile che nella Fraternità San Pio X, Mons. Williamson a parte, non vi si trovi nessuno altro uomo di Dio capace di anteporre la Verità al rispetto delle regole ed al proprio personale destino? A tale inanità è ridotto il retaggio e l'opera di Mons. Lefebvre?
Martelli questa non è una risposta al mio quesito. Da ciò che Lei scrive da oggi ognuno che affermi di agire in conformità alla Verità potrà agire in modo totalmente anarchico ignorando le gerarchie.
EliminaQuesto è frutto del relativismo: l'"..agire in conformità alla Verità in modo totalmente anarchico ignorando le gerarchie" è figlio del modernismo.
EliminaSuor Lucia, nonostante fosse guidata dalla Madonna, si è sottomessa alla gerarchia ed è stata nel silenzio più assoluto fino alla morte.
C'è chi dice che lei abbia avallato falsità dettatele in nome dell'obbedenza!
Suor Lucia non è stata in silenzio per "obbedire" ma perchè l'hanno relegata ed isolata, solo pochi potevano andare a trovarla e parlare con lei. E' diversa la cosa!
EliminaLo dico sempre e lo ripeterò fino allo sfinimento, dal cv2 in poi l'ignoranza impera!!!
Chi pretende di giudicare la vicenda di Williamson con la categoria dell'obbedienza citando suor Lucia e, magari, dico io, Padre Pio, è fuori strada. E' già stato detto e ridetto e dimostrato a più non posso che la virtù dell'obbedienza, benché somma, è comunque subordinata e vicaria al culto della Verità (Adorare il Padre in Spirito e Verità). Un religioso si mette sotto l'autorità di un superiore proprio per essere garantito e protetto nei confronti della Verità: perciò obbedisce. L'autorità e l'obbedienza verso di essa è voluta da Cristo per difendere la Verità, non certo per difendere se stessa e i propri interessi personali. Questo la Chiesa l'ha sempre detto. Generalmente un religioso se ne vive tranquillamente in monastero o in istituto fidandosi della santità e lealtà dei superiori che gli hanno garantito la vita eterna, in nome di Gesù, come risposta all'obbedienza. Il ruolo dell'uno è complementare al ruolo dell'altro. Ognuno deve rispettare il proprio ruolo. Ma se il superiore fosse in mala fede e approfittasse dell'obbedienza dell'inferiore per iniziative malvage, l'inferiore sarebbe autorizzato a disobbedire qualora ne fosse avveduto. Un religioso sacerdote poi, è tenuto a subordinare l'esercizio del sacerdozio alla volontà del superiore, tant'è vero che può ricevere gli ordini sacri solo dopo avere fatto la professione perpetua o solenne. Questo potrebbe bastare per spiegare la sottomissione di Padre Pio ai superiori che gli negarono la facoltà di confessare e celebrare in pubblico. Il voto di obbedienza prevaleva sul ministero sacerdotale. Per Suor Lucia la spiegazione è ancor più facile, non potendo come donna avere il sacerdozio. Aggiungerei poi il probabilissimo inganno di cui è stata fatta vittima dalle autorità vaticane circa la pubblicazione del segreto, la consacrazione della Russia, ecc. E' sconcertante vedere come dopo il Concilio V.II tutti i monasteri di clausura hanno allargato le maglie delle grate per fare entrare ed uscire persone e notizie di ogni sorta. Dappertutto tranne che nel Carmelo di Coìmbra e solo per Suor Lucia! Posso immaginare il tormento e il conflitto interiore di questa martire lacerata tra l'obbedienza oscura e la visione limpida di Maria SS.ma.
EliminaNon è questo il caso di Williamson: deve essere ben chiaro.
La Fraternità sacerdotale San Pio X non è un Ordine religioso, non ha voto di obbedienza, ma è solo una società semplice di vita apostolica. Ha sì una struttura gerarchica, ma questa non ha un valore assoluto in ordine alla santificazione personale come nella vita religiosa, ma un valore relativo in ordine al funzionamento dell'istituzione che ha primariamente finalità apostoliche. Williamson non è stato ordinato vescovo per la fraternità, come nessun altro potrebbe esserlo per un ordine religioso, ma per la Chiesa universale, la cui finalità suprema è il bene delle anime.
Lasciando tra parentesi l'obbedienza al Sommo Pontefice per i motivi che sappiamo, a maggior ragione acquista un peso relativo e trascurabile l'obbedienza al superiore della fraternità quando incombono doveri più alti e la disciplina entra in conflitto con i doveri di stato. Sì, perchè l'apostolo è consacrato per la Verità, in ultima istanza. Qui non si tratta di anarchia della coscienza individuale ribelle, ma di vera obbedienza ad un'istanza superiore della Verità divina, la cui volontà è già conosciuta in precedenza attraverso la Chiesa e ultimamente è tradita e rinnegata proprio dall'autorità ecclesiastica. Williamson deve rispondere a Dio del proprio episcopato, non a Fellay che Gli ha voltato le spalle.
Dio benedica questo nuovo seguace e imitatore di Sant'Atanasio!
"Questo è frutto del relativismo: l'"..agire in conformità alla Verità in modo totalmente anarchico ignorando le gerarchie" è figlio del modernismo."
EliminaAnonimo delle 13.27,
Questo non è FRUTTO del relativismo, ma una PRECAUZIONE al relativismo! Ricordiamoci sempre che siamo in una situazione dottrinalmente anomala, perchè i vertici della Chiesa hanno apostatato dalla sana Dottrina ereditata dai dodici Apostoli.
Pertanto in questa situazione l'obbedienza meccanica, cieca,e pedissequa dell'autorità, senza operare un indispensabile discernimento dottrinale sui comandi ricevuti, equivale a rischiare di mettersi nelle mani della menzogna, cavallcando la strada verso la perdizione.
Non è più tempo di obbedire ciecamente a qualcuno che non sia totalmente fedele al cattolicesimo di sempre. Fellay, dichiarando che "il 95% del Concilio Vat. II è comunque accettabile", cosa che non ha mai ritrattato, si è chiaramente palesato come una persona non totalmente fedele al Cattolicesimo di sempre.
Williamson, non seguendo come un cagnolino tutte le sue direttive ha messo in atto quella fedeltà assoluta alla Fede di sempre, che non è FIGLIA DEL MODERNISMO, come tu asserisci, ma figlia della condotta di San Pietro, primo Papa della Cristianità, che disse AI CAPI DEL SINEDRIO CHE VOLEVANO IMPEDIRGLI DI PREDICARE CRISTO CROCIFISSO E RISORTO:
"Se sia giusto, davanti a Dio, obbedire a voi più che a Lui, giudicatelo voi stessi! Noi non possiamo tacere quello che abbiamo visto e ascoltato." (Atti 4)
(...Che è la stessa identica situazione di Williamson: gli è stato intimato di tacere, cioè di non esercitare più la sua funzione predicatrice di vescovo cattolico, da uno che è colluso con la finanza giudeo-sionista, nemica della Chiesa cattolica e di Gesù Cristo.)
@ a.rita
Elimina"Questo non è FRUTTO del relativismo, ma una PRECAUZIONE al relativismo!
Non è più tempo di obbedire ciecamente a qualcuno che non sia totalmente fedele al cattolicesimo di sempre."
Appunto,
Voi, non sottomessi al papa, vi rimettete alla Verita';
i modernisti si rimettono all'Umanità;
alcune sette al Libro interpretato individualmente:
siete Tutti Protestanti!
Forse, anonimo della 18.45,
Eliminanon ti rendi conto di quello che hai detto.... "Voi, non sottomessi al papa, vi rimettete alla Verita'", e per questo saremmo "protestanti"?...
Ti faccio presente - nel caso che tu non sia informato - che la Verità è Gesù Cristo in Persona. Cristo ha detto "IO SONO LA VERITà".
CHI SI RIMETTE "ALLA VERITA'" SI STA RIMETTENDO DIRETTAMENTE A CRISTO.
Trai le tue conclusioni.
@ Anonimo delle 18:45
EliminaSe la nostra opposizione fosse basata sulla superbia della nostra intelligenza avrebbe certamente ragione: così non è; la nostra battaglia è originata dalla sottomissione alla regola di fede che, stabilita infallibilmente da Pietro e dalla teoria dei suoi successori fino al 1958, ci è stata consegnata nel giorno del nostro battesimo. Su questo incorrotto ed incontrovertibile retaggio siamo irremovibilmente attestati, indisponibili a fletterci a qualsivoglia novità che neghi o oscuri i lineamenti conosciuti della nostra Santa Fede, corroborando le nostre ragioni con la certezza dell'immutabilità di Dio e con le evidenze che sgorgano dal principio logico d'identità e non contraddizione.
Cara Annarita mi permetto di farle una correzione fraterna. Dire che la Verità è Gesù Cristo è esatto, però attenzione l’eresiarca lutero tanto per citarne uno di grosso, per smantellare la Chiesa disse lo stesso, interpretando la Sacra Scrittura come gli faceva comodo.
EliminaPer noi cattolici invece la cosa è un tantino diversa, dobbiamo dire e scrivere a caratteri cubitali che la Verità è il Deposito incontaminato della Fede prima del cv2, perché fino ad allora il Deposito e quindi la Verità era incontaminata. Paradossalmente i modernisti usano la parola ubbidienza al magistero dopo che sono riusciti a cambiarlo e questo si dovrà combattere ad ogni piè sospinto.
Essere al passo con i tempi non significa cambiare le regole o il magistero, ma continuare a predicare il Deposito con altri strumenti come del resto hanno sempre fatto i Pontefici fino al cv2. In parole povere, se prima dell’invenzione della macchina da scrivere riportare in calce la frase:
“ Gesù Unico Vero Dio e al di fuori della Chiesa Cattolica non vi è Salvezza” ci si impiegava una mezzz’ora. con l’invenzione della macchina da scrivere, riportare la stessa frase ci si impiega meno di 5 minuti, altro strumento quindi, più moderno al passo con i tempi in grado di interagire con il mondo moderno, ma il contenuto non cambia.
Disobbedire a chi cambia i contenuti del Deposito che E’ Verità dettata da Cristo è un dovere sacrosanto di noi cattolici, nessuno può obbligarmi a fare il contrario nemmeno il papa. Quindi consiglio di scaricarsi tutti i documenti ante cv2 e da li istruirsi, perché da 50 anni a questa parte ci hanno tenuti nella più becera ignoranza che si possa immaginare. Gente che non sa ne cosa fare ne dove andare tale è la confusione a cui ci hanno costretti. Nessun cambiamento umano o sociale può cambiare il Deposito perché in questo caso siamo di fronte ad un abuso e a interpretazioni personali fossero anche encicliche, queste poi ancor peggio perché tutto il “magistero” uscito dal cv2 non fa mai riferimento al vecchio si fa per dire, ante cv2.
Quindi un “magistero” parallelo che se non fa riferimento o non ricalca pari pari il contenuto ante va rigettato. Questo è quello che ha fatto Mons. Lefebvre per primo. Ora che lui non c’è più mi auguro che non vi sia qualcuno che parallelamente stia tentando di cambiare ciò per cui ha sofferto Mons. Lefebvre, il quale è sempre stato un porto sicuro, perché a sua volta predicava il Deposito che è la VERITA’ dettata da Cristo.
Al bando i lettori e i nuovi interpreti biblici alla Ravasi, Mancuso ecc.
Non ho notizie certe ma sembrerebbe che il vaticano abbia gioito all’espulsione di Mons. Williamnson, perché avrebbero detto che era diventato un ostacolo, causa shoah. E le persone ancora non hanno capito cosa ci ha preparato e dove ci condurrà il cv2.
Sono strasicurissimo che lei abbia voluto dire questo, ma onde evitare che qualche vampiro ci marci sopra è bene sottolinare anche quello che dovrebbe essere di per se ovvio.
@ Calogero
RispondiEliminaQuale estrema disgrazia sarebbe l'essersi sottratti al giogo dell'obbedienza petrina per sottomettersi a quella di rito svizzero che Fellay, papa in sedicesimo, vorrebbe imporre ai suoi seguaci. Come ben argomenta Michele nel post che precede solo la verità è regola suprema, per amore della quale, in obbedienza alla legge della fede suggellata infallibilmente da Pietro e dai suoi successori, ci opponiamo alla falsa dottrina che gli ultimi pontificati tentano di imporci. L'obbedienza è per la fede e non viceversa; così come l'autorità e per la verità e non viceversa.
Ringrazio di cuore Michele e Roberto,
RispondiEliminaper i loro interventi chiari, esaurienti ed estremamente equilibrati. Lo Spirito Santo, che infonde Sapienza e Prudenza, è nei vostri interventi riconoscibilissimo.
Dio vi benedica
«Essendo l’autorità dei Superiori limitata, anche il dovere di obbedire ad essi ha dei limiti. È chiaro che non è mai lecito obbedire a un Superiore, che comandi una cosa contraria alle leggi divine o ecclesiastiche; si dovrebbe allora ripetere la parola di San Pietro: “bisogna obbedire a Dio piuttosto che agli uomini” (Atti5, 29) (...) Si pecca contro l’obbedienza per eccesso, obbedendo in cose contrarie a una legge o a un precetto superiore: in questo caso si ha il servilismo». (Francesco Roberti - Pietro Palazzini, “Dizionario di Teologia Morale”, ed.Studium, Roma 1961, III edizione, alla voce: “obbedienza”).
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